Entrada உஒ190

entré en ese bar y a uno de los lados encontré unos bancos dobles. no me interesaba justificarme. simplemente me senté en la mesa de un señor. pensé: le hablaré de lo mal que estaba lo que había hecho. ese señor estaba medio borracho, medio dormido, medio indignado de que hubiera entrado en su espacio. me dijo que me levantara que le dejara en paz. puse el periodico encima de la mesa y por debajo arrastré una pistola. le dije que no pensara en levantarse. hubo un largo silencio y aunque había dejado de fumar, me encendí uno de sus cigarrillos y soplé el humo a la lámpara que colgaba encima de la mesa. ¿que quieres? me dijo. creí haberselo explicado, cosa que no hice, pero le dije: ya te he dicho que no está bien lo que he hecho. sin querer levanté la voz. miré al rededor y desde la barra me miró el camarero. Me trae la botella y dos vasos con hielo. empecé otra vez… es horrible justificarnos, pero me hace sentir que no lo hice por nada. mi madre me cogió y me arrancó de mi verdadero padre. nos dedicamos a ir de pueblo en pueblo, yo debía quedarme en las habitaciones de hoteluchos, decían en recepción que pasara lo que pasara no me dejaran salir. ella salía se emborrachaba y se follaba al que nos pagara la estancia en el pueblo. tenía miedo, una habitación entera sola para mí, la puerta cerrada, gritaba, gritaba hasta que me quedaba sin voz, y exhausto me caía, delante de la puerta en alguna alfombra sucia. los ojos de aquel señor cambiaron. se hicieron menos borrachos y mas serio. menos nublados para volverse a nublar con una capa de lubricante lágrima salada. no quise que esa familia tuviera que recordar esa noche. de alguna manera debía ahorrarles el que se no pudieran dormir noche tras noche. porque yo entré en su casa, de noche sin permiso. a mi compañero se le fué la mano con las amenazas, buscando el dinero. los amarramos a sus camas, al padre lo paseamos de habitación a habitació para que escuchara como lloraban sus hijos y su mujer. me habían dicho que en esta casa hay una caja fuerte. nunca hubo caja fuerte. de un trago se acaba el vaso, solo queda un hielo. y le sirvo al señor un vaso, tirando antes los hielos derretidos. entendí rapidamente que no había dinero en esa casa, pero ya estabamos dentro y quise irme. mi compañero no. amarré al padre a una tubería en la cocina con los brazos en alto. todas las habitaciones estaban reviradas, para por lo menos llevarnos todo, cualquier cosa de valor. por la mañana nos iríamos con el coche de la familia. me quedé dormido y me despertaron los gritos del niño. subí con la pistola. esto no estaba bien, lo maté. maté a mi compañero. me senté y ya no oía nada, solo veía a la niña que yo había amarrado, mirando al hermano. a su hermano violado. oí al padre gritando el nombre de la madre, a la madre gritando el nombre del hijo, el hijo llamando a su padre. a su padre le sangraban las muñecas de intentar soltarse de las cuerdas. hacía frio en esa maldita casa y mi compañero se movía un poco mientras se desangraba. vieron mi cara, y yo no soportaba sus gritos. me tapo los ojos y el señor intenta cogerme la pistola. rapidamente le apunto con ella. no quieres saber el final de la historia? apreté tanto los dientes que me dolió, igual que me dolió cuando maté a la hermana, al niño, a la madre y finalmente al padre. no podrían volver a vivir una vida normal y a mi me hubiera gustado que me la ahorrasen. me entiende? sali y cogí su coche, llené el depósito y no paré hasta pasar la frontera. la prensa hablaría del caso durante meses, pero poco a poco se hacían cada vez mas insignificantes los artículos. ahora hace unos tres años de esto. y quería contarselo a alguien. no sabe lo solo que me he llegado a sentir